18.5.09

Se me hace extraño escribirte
porque creo poder estar
en tu casa en pocos minutos
y contártelo.
Inconforme y impotente delante de tu muerte
solo me queda la poesía para hablarte.
Escúchame que yo no pienso callarme,
yo sigo teniendo cuatro abuelos.
Seguirás sentado en la mesa cada miércoles,
y sonreiré cuando me ordenes
o me grites por llegar tarde.
Quizá llego tarde para poder escucharte.

A veces querría saber como será mi funeral,
siéntete orgulloso por el tuyo.

Te confieso que no soy consciente
de que te hayas marchado.
Y la mayor parte del tiempo estoy alegre
y también sonrío.
Sonrío porque te recuerdo,
hablo de ti y vuelvo a reírme.
Avi me gusta hablar de ti.
Ahora, estoy hablando, sin miedo,
sí, como una conversación banal.

Como vas a estar muerto
si puedo pensarte como siempre.
Espero verte el miércoles dando ordenes.
Ahora dime que me vaya a dormir
y que no este triste.