22.7.07


Tu/mi poesía

Esas poesías,
las que tengo siempre
encima de la mesa,
para ser leídas ahora,
antes y después.
Las primeras,
las mías, las tuyas,
las que hiciste de los dos.
Con las que me dormía
escuchándote recitar.
La leías cien veces,
pero yo solo escuchaba una,
la primera.
Las restantes,
las vivía.
Y soñaba cada noche
que mis manos
se convertían en las alas de ese pájaro,
y era yo el que me encontraba
con un medio de ala,
y no te pedía más.

No me entiendes,
ni me entenderás.


Pongo a Dios por testigo,
que me duele su dolor,
no de la misma medida,
no del mismo color,
tal vez no en la misma cantidad,
ni con el mismo amor,
pero me duele el dolor.
No todo el día,
ni siempre,
pero si una vez al día,
pienso en el pasado,
por muy difícil que sea,
no, que va.
Es fácil, es fácil recordar
esas tardes, de flores encontradas,
y de parques vacíos
pero columpios balanceándose,
lentamente, como algo delicado
como acariciar un cristal mojado
por la lluvia y nubes mirando,
pasajeras, con sus maletas olvidadas,
adheridas en el pasado,
aquel que recordamos
de diferente forma, tal vez.
no ha terminado como quería,
pero mientras duró,
existió,
lo vi en el techo de mi cama,
como cada noche al acostarme,
me sonreía.
Aunque ya todo pasó,
aunque el pasado ya no es presente,
aunque todo halla cambiado,
tu sonrisa me iluminaba,
en tus ojos veía mis ojos,
en ti me veía reflejado,
tan diferentes,
nunca te he mentido,
antes, te amé.